Ser adicto al sexo implica una experiencia dolorosa. Esta adicción conlleva un considerable perjuicio emocional, pero también puede resultar dañina física y socialmente. La adicción al sexo es el término más común para referirnos a la conducta compulsiva respecto del sexo, también denominada hipersexualidad. Veamos por qué las personas con este problema se debaten constantemente entre el placer y el sufrimiento.
Hipersexualidad o adicción
Tal y como conocemos las conductas desadaptativas, la adicción al sexo no existe como tal. O por lo menos sigue sin ser estar reconocida por psiquiatras y psicólogos especialistas en adicciones. Sin embargo, está aceptada la denominación comportamiento sexual compulsivo o hipersexualidad. No obstante, nos referimos habitualmente a este comportamiento como adicción al sexo.
La adicción al sexo o hipersexualidad es un trastorno desadaptativo caracterizado por la conducta sexual compulsiva.
Un adicto al sexo es una persona que experimenta una preocupación excesiva por las fantasías sexuales, Además, suele tener impulsos relacionados con el sexo que le resultan difíciles de evitar. De hecho, las personas con adicción al sexo padecen una angustia relevante. Este comportamiento incide negativamente en su salud, trabajo, relaciones personales y otras partes elementales de su vida (así como en la de las personas cercanas). Más adelante veremos los síntomas de la adicción al sexo.
Los adictos al sexo tienen un comportamiento sexual compulsivo que difícilmente consiguen evitar.
Las causas de la adicción al sexo
El sexo, como función fisiológica primaria en el ser humano, es un mecanismo placentero. Estamos diseñados para experimentar gratificación con las relaciones sexuales. Es precisamente aquí donde nace la posibilidad de generar conductas desadaptadas respecto del sexo. Es decir, lo que inicialmente resulta agradable puede convertirse en compulsivo a causa del sistema de gratificación neuronal.
Dicho esto, la forma en que crecemos y somos educados, la sociedad hipersexualizada y otros aspectos culturales, influyen en el desarrollo de la adicción al sexo. Pero obviamente, también los rasgos psicológicos y las vivencias en edades tempranas pueden actuar como factores de riesgo de la hipersexualidad. Sin embargo, no existe una única causa asociada al desarrollo de la hipersexualidad.
No existe una causa concreta que determine la adicción al sexo.
Cabe mencionar que algunos medicamentos utilizados para el tratamiento del Parkinson o drogas como el alfa-pvp y la metanfetamina (muy utilizadas en la práctica del chemsex), pueden contribuir al desarrollo de la hipersexualidad.
Debemos mencionar que bajo la expresión adicto al sexo incluimos a personas del género masculino y femenino, aunque es más frecuente entre los hombres (también denominada satiriasis). Lo cierto es que, en contra de lo que se piensa, también las mujeres pueden padecer adicción al sexo (ninfomanía).
La adicción al sexo se denomina ninfomanía cuando afecta a las mujeres y satiriasis cuando afecta a los hombres.
De hecho, entendemos socialmente la adicción al sexo como un problema que afecta exclusivamente a los hombres. Sin embargo, se trata de una percepción errónea ya que la hipersexualidad afecta tanto a hombres como a mujeres.
El adicto al sexo, entre el placer y el sufrimiento
Lo cierto es que un adicto al sexo experimenta un patente malestar a causa de la conducta sexual repetida y subyugante que no consigue equilibrar. No es muy distinto al alcoholismo o la adicción a las drogas. De hecho, suelen presentarse de forma simultánea en muchas ocasiones. Probablemente, un adicto al sexo persigue mantener una vivencia sexual gratificante sin conseguirlo. Lo más parecido a lo que llamaríamos “yo controlo”, refiriéndonos a otras adicciones.
La adicción al sexo implica una conducta impuesta con carácter de obligación. No se puede elegir. Por consiguiente, la persona queda prisionera y deja de ser libre. Según los testimonios de algunos afectados/as, “cuando estás en manos de la adicción al sexo sientes malestar y sufrimiento”. Pero al igual que ocurre con otras adicciones, no puedes evitar sus efectos perjudiciales. Es como ir detrás de un equilibrio saludable que nunca llega, así son las adicciones. Masturbación compulsiva, fetichismo, cibersexo o uso de prostitución.
En el centro de tratamiento de adicciones en Valencia tratamos personas con adicción al sexo. Personas que ven distorsionada su conducta fuertemente, que sufren y no consiguen superar su malestar. Históricamente, el colectivo profesional ha menospreciado este tipo de afecciones. A nivel social, al igual que ocurre con alcohólicos, ludópatas y drogadictos, los adictos al sexo son poco menos que viciosos o pervertidos. Esto constituye un factor añadido para que la conducta (que tiende a ser ocultada) se acentúe con el tiempo.
Síntomas de un adicto al sexo
Los síntomas de la adicción al sexo abarcan una gran cantidad de signos, fundamentalmente los comportamientos obsesivos y compulsivos relacionados con el sexo. Estos son los más frecuentes:
- Fantasías sexuales recurrentes.
- Uso de prostitución, cibersexo y material pornográfico.
- Masturbación compulsiva.
- Aislamiento.
- Adicción a la pornografía.
- Parafilias.
- Relaciones sexuales con diferentes personas.
Cabe destacar que un adicto al sexo sufre un deterioro progresivo de sus relaciones sociales. Además, con gran dificultad conseguirá sostener un modelo de pareja estable. Poco a poco el aislamiento irá aumentando. Por último, a menudo tendrá que esconder su comportamiento. Todo esto genera una vivencia angustiante con la sensación de no poder vivir con transparencia.
Los principales síntomas de un adicto al sexo son las fantasías sexuales recurrentes, la masturbación compulsiva, el aislamiento y la adicción a la pornografía.
En los casos más graves existen altas probabilidades de que se rompa la relación de pareja. También puede verse amenazado el entorno laboral e incluso provocar la pérdida de empleo. Además, la adicción al sexo puede afectar seriamente a las finanzas cuando se utiliza cocaína o prostitución. Por último, la presencia simultánea de otros trastornos adictivos empeorará esta situación. Por ejemplo, la adicción a la cocaína o el alcoholismo son muy frecuentes en personas con hipersexualidad.
La parte más compleja de la conducta sexual compulsiva nos adentra en un terreno delicado. No hablaremos aquí de lo que implican situaciones punibles como el abuso, la pedofilia o la violación. Incluso cualquier forma de prostitución. Consideramos que son temas delicados que no podemos tratar en este espacio con el rigor ético y jurídico que merecen.
El tratamiento de un adicto al sexo
El tratamiento de la hipersexualidad consiste en psicoterapia y terapia farmacológica de manera simultánea. También pueden resultar útiles las terapias complementarias de adicciones, como yoga, mindfulness o meditación. La posible comorbilidad psiquiátrica o somática que aparecen con frecuencia en la hipersexualidad deben integrarse en el proceso terapéutico. Por ejemplo, si existe alcoholismo o adicción a la cocaína, tendremos que tratar también esas adicciones.
El tratamiento más eficaz para la adicción al sexo es la psicoterapia.
El objetivo del tratamiento de la hipersexualidad es restablecer una conducta sexual saludable. La terapia individual con enfoque cognitivo conductual ofrece buenos resultados. Además, algunos medicamentos (como los ansiolíticos o los antidepresivos) pueden resultar útiles para conseguir este restablecimiento. En Ivatad Valencia Adicciones podemos ayudarte a iniciar y desarrollar el mejor tratamiento para la adicción al sexo. Te atenderemos de forma discreta y confidencial. Haz clic en el siguiente enlace si deseas realizar el Test de la adicción al sexo.