Las personas LGBT son más propensas a las adicciones

Dos homosexuales tomando el sol

Las personas del colectivo LGBT son más propensas a desarrollar adicciones. Determinados estudios, que veremos a continución, apuntan que estas personas sufren una mayor prevalencia de adicciones que el resto de la población. Explora el siguiente artículo, en inglés, para obtener información detallada: “Contextualización de las experiencias de mala salud mental y consumo de sustancias coexistentes entre jóvenes trans, no binarios y de género diverso“.

Los datos epidemiológicos sugieren la necesidad de integrar recursos específicos que permitan reducir dicho impacto. Existen centros de desintoxicación y tratamiento de adicciones que ofrecen atención individualizada, privada y confidencial, dirigida al colectivo LGBT. En estos centros, los usuarios son atendidos en base a sus particularidades que, en definitiva, no deja de ser un estándar de la atención psicológica. En Ivatad Valencia Adicciones sabemos que cada persona es única, especial e irrepetible.

El colectivo LGBT y las adicciones

Ayudar a personas LGBT con problemas de adicciones pasa por individualizar al máximo la atención psicológica. La sensibilidad y el tacto deben ser parte implícita del tratamiento. De hecho, requiere una gran capacitación personal y competencia profesional. Entender la problemática afectiva o emocional de los homosexuales, transexuales y personas no binarias, puede resultar crucial a la hora de ayudar a estos/as pacientes. Prestar una especial atención a la privacidad y confidencialidad también será necesario.

Factores de riesgo asociados a LGBT

Como comentábamos, las personas LGBT son más propensas a padecer adicciones. Descubre información detallada en el siguiente estudio (en inglés): “Prevalencia, distribución y coexistencia desigual de problemas de salud mental y consumo de sustancias entre jóvenes de género y sexualidad diversos“.

Cabe destacar que, las personas LGBT están expuestas a factores de riesgo adicionales al resto de la población, lo que aumenta la probabilidad de consumir alcohol, cocaína y otras drogas. En consecuencia, aumenta la probabilidad de padecer adicciones.

El principal factor de riesgo para el desarrollo de adicciones en el colectivo LGBT es el estrés relacionado con la condición sexual y sus implicaciones. Estas personas no solamente lidian con la gestión emocional de su propia identidad, en ocasiones traumática, sino que también deben gestionar la interacción social y familiar, a menudo con grandes dificultades. Veamos cuales son los principales factores de riesgo que intervienen en el desarrollo de adicciones en el colectivo LGBT.

El estrés en personas LGBT

Este factor hace referencia al estrés asociado con la discriminación social. La sociedad rechaza, en términos generales, la homosexualidad y cualquier categoría no binaria. Hay que tener en cuenta que estructuras esenciales como la familia, el trabajo o los amigos, han supuesto en muchos casos grandes obstáculos a la hora de exteriorizar con libertad la identidad sexual. Por lo tanto, el miedo al rechazo y la discriminación representan los principales elementos disparadores del estrés en personas LGBT.

El elevado estrés en personas LGBT está relacionado con la percepción predominante de que las personas no heterosexuales son inmorales en base a su elección.

Por consiguiente, ser homosexual, lesbiana o transgénero, y sufrir adicciones implica una desventaja añadida a la propia enfermedad de adicción. Fundamentalmente, porque la sociedad rechaza todo aquello que no atiende a las normas establecida, moralmente aceptables, entre las que no se encuentran la homosexualidad ni la condición transgénero. Para más información, lee nuestro artículo “estrés y consumo de drogas”.

Rechazo y visibilidad

Como consecuencia del rechazo social, muchas personas LGBT recurren al alcohol o las drogas para disipar su malestar, con el consiguiente riesgo de sufrir adicciones. Además, las personas del colectivo LGBT pueden encontrar problemas de aceptación en el Sistema Nacional de Salud, lo que dificulta el acceso al tratamiento de adicciones. Mención destacada requiere el síndrome de inmunodeficiencia adquirida o SIDA. La carga emocional asociada a estas patologías tan estigmatizadas se añade a las carencias del sistema para abordarlas apropiadamente.

La homofobia y la falta de inclusión inciden directamente en la prevalencia del alcoholismo y otras adicciones.

dos homosexuales del colectivo lgbt

La presión mediática

Por otro lado, existen campañas de marketing que establecen una fuerte conexión entre el alcohol, determinadas marcas de bebidas y las preferencias sexuales. Es cierto que el alcohol o la cocaína constituyen tradicionalmente la “puerta mágica” por la que escapar de lo que nos atormenta. Pero en ciertas personas del colectivo LGBT, estas sustancias pueden resultar más arriesgadas si cabe. Algunas campañas comerciales insisten en asociar la condición sexual a un estilo de vida, la moda o el consumo de una determinada marca de alcohol. Por ejemplo, podemos dar una mirada a las páginas web del Orgullo Gay o el WorldPride para comprobarlo.

Cabría hablar aquí del chemsex, una práctica en aumento en los últimos años. Y por supuesto, también de la adicción al sexo. En resumen, determinados sectores no dudan en aprovechar la particularidad de estas personas para obtener rédito financiero.

La relación de pareja en homosexuales

El reconocimiento de la estructura de pareja entre personas del mismo sexo sigue sin estar aceptada en muchas partes del mundo. En estos lugares, la imposibilidad de contraer matrimonio o el rechazo a las relaciones homosexuales implica un freno para establecer parámetros de igualdad. Esto puede estar relacionado con una mayor probabilidad de utilizar alcohol y drogas y, en consecuencia, para desarrollar adicciones.

El impacto de las adicciones entre la población LGBT

No existen datos epidemiológicos suficientes entre la población española de cara a determinar con exactitud la prevalencia de las adicciones en la comunidad LGBT. Salvando las diferencias sociales, culturales y económicas, podemos extrapolar datos generales de otros países. Por ejemplo, la última encuesta nacional respecto del uso de alcohol o drogas en Estados Unidos indica:

  • El uso simultáneo de drogas es frecuente. Además del alcohol, es frecuente el consumo simultáneo de cocaína, poppers y GHB en personas del colectivo LGBT.
  • Las unidades de tratamiento detectan adicciones y consumo problemático de alcohol y drogas en mayor proporción que en el resto de la población.
  • La asociación entre consumo de drogas y enfermedades mentales es clara. En esta comunidad, los trastornos mentales son más prevalentes que en el resto de población.
  • Aumentan los episodios de depresión mayor con deterioro severo entre hombres y mujeres LGBT de 18 a 25 años.
  • Existen grandes brechas para el tratamiento de los trastornos mentales y las adicciones en esta parte de la población.
  • Las adicciones aumentaron significativamente el índice de suicidio en personas LGBT mayores de 18 años.
  • Los grupos de autoayuda obtuvieron una clasificación más alta que las unidades de rehabilitación ambulatorias en los lugares donde se recibió tratamiento de adicciones.

Con estos datos, estamos en disposición de prever que las personas del colectivo LGBT son más propensas a desarrollar adicciones que el resto de la población. No parece anecdótico que, en ocasiones, alcancen tasas de alcoholismo y adicciones del 25 por cien. En términos generales, los trastornos por dependencia al alcohol o las drogas en la población general oscilan entre el 2 y el 10 por cien.

El tratamiento de adicciones y la comunidad LGBT

A la hora de abordar el tratamiento de adicciones en pacientes LGBT debemos tener en cuenta determinados aspectos. Por ejemplo, la alianza terapéutica entre el paciente y el terapeuta resulta fundamental. En el caso de personas homosexuales, bisexuales, lesbianas o transgénero, este aspecto puede resultar crucial para conseguir los objetivos terapéuticos.

En cuanto a la intervención individual, la competencia asertiva del terapeuta resultará imprescindible. Pero en caso de una intervención grupal habrá que contar previamente, y por supuesto respetar, la decisión del paciente de hacer visible, o no, su identidad sexual. Mostrar tolerancia cero con cualquier tipo de discriminación entre compañeros de tratamiento también será una condición indispensable. Estas personas únicamente esperan un trato de igualdad e inclusión. Y debemos ofrecerlo a toda costa. Para más información, contacta con Ivatad.